En una serie de entrevistas con Jesús Quintero emitidas por Canal Sur en 1991, el escritor y dramaturgo Antonio Gala dejó una reflexión tan lúcida como inquietante sobre el futuro que ahora, más de tres décadas después, nos resulta sorprendentemente familiar. Gala, con su tono sereno y su mirada afilada, describió con claridad lo que hoy podríamos considerar una predicción sobre el papel que jugaría la inteligencia artificial (IA) en nuestras vidas.
Un futuro tecnológico que “nos va a caer muy grande”
En el programa “Paraísos”, emitido el 12 de noviembre de 1991, Gala advertía que ese futuro tecnológico que se avecinaba “nos va a caer muy grande”. Anticipaba una sociedad donde las personas vivirían más, pero no necesariamente mejor. Describía un escenario con “personas un poco prefabricadas”, forzadas a trabajar más para sostener a una población envejecida, rodeadas de normas, manuales y pautas para vivir: “Cómo se hacen amigos, cómo se conquista una mujer, cómo se divierte uno… todos leerán los mismos folletos, las relaciones serán muy fáciles pero muy aburridas”.
La predicción más certera llega cuando advierte que la inteligencia natural será sustituida por inteligencias artificiales, no con el fin de alcanzar la felicidad, sino —como él matizaba— “para ayudarles a pasar el tiempo”. Una frase que, con la perspectiva actual, recuerda al uso creciente de algoritmos para el entretenimiento, la automatización de tareas cotidianas y la dependencia digital que define buena parte de nuestras rutinas.
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Saberlo todo al instante, pero no querer saber nada
En otro episodio, “Verdad y belleza”, emitido el 10 de diciembre de 1991, Antonio Gala retomaba su análisis con otra reflexión todavía más pertinente en la era de Google, ChatGPT y la hiperconectividad.
Con ironía y resignación, apuntaba: “Parece que va a ser posible que yo, apretando una tecla, sepa enseguida quién es Velázquez, Goya o Cervantes… pero me temo, Quintero, que esa persona no sienta la menor necesidad de saberlo”.
Esa contradicción entre acceso ilimitado al conocimiento y desinterés por el saber es una de las tensiones más evidentes en la sociedad digital actual. Vivimos rodeados de información, pero muchas veces sin contexto, sin profundidad y sin el deseo auténtico de aprender.
🎥 Ver el episodio completo “Verdad y belleza” en la web de Canal Sur
Reflexiones que hoy resuenan con más fuerza
Lo que en su momento sonaba a distopía filosófica, hoy parece una descripción casi literal del presente. Gala vislumbró con claridad que el verdadero desafío del avance tecnológico no sería técnico, sino humano. Y lo formuló con elegancia: la tecnología no iba a venir a darnos sentido, sino “a ayudarnos a pasar el tiempo”.
Mientras la inteligencia artificial sigue ganando terreno en nuestras vidas —automatizando decisiones, personalizando contenidos, sustituyendo interacciones y ayudándonos a “optimizar el tiempo”—, conviene detenerse y escuchar a quienes, como Antonio Gala, nos advirtieron que sin una brújula interior, todo avance puede volverse vacío.
Hoy, en la era de la IA generativa, los asistentes virtuales y las redes sociales que nos conocen mejor que nosotros mismos, las palabras de Gala se alzan como una advertencia poética y urgente: quizá, más que nunca, necesitamos preguntarnos para qué queremos tanta inteligencia si olvidamos por qué y para qué vivir.