La formación en IA será obligatoria para estudiantes de entre 6 y 15 años a partir del curso 2025-2026
China ha puesto en marcha una profunda transformación de su sistema educativo con la inteligencia artificial (IA) como eje vertebrador. A través de una serie de medidas anunciadas por el Ministerio de Educación, el gigante asiático busca integrar tecnologías de IA en el aula, los contenidos curriculares y la formación docente, con el objetivo de mejorar las competencias del alumnado y consolidarse como líder en educación innovadora de cara a 2035.
Uno de los anuncios más destacados es que, a partir del 1 de septiembre de 2025, la enseñanza de contenidos relacionados con la IA será obligatoria para todos los estudiantes de primaria y secundaria (de 6 a 15 años). Según informan medios oficiales, los estudiantes más jóvenes trabajarán con herramientas lúdicas y entornos virtuales, mientras que los cursos superiores abordarán fundamentos como el aprendizaje automático, la robótica, la visión por computador y las implicaciones éticas de estas tecnologías.
La reforma va más allá de los contenidos. China también está desarrollando aulas inteligentes dotadas con sistemas de IA capaces de personalizar el aprendizaje, mejorar la evaluación continua y fomentar la interacción alumno-docente. Además, se están desplegando plataformas nacionales de aprendizaje digital para estudiantes y profesores, con recursos sobre inteligencia artificial adaptados a cada etapa educativa.
Estas medidas se enmarcan en el plan nacional para construir una “potencia educativa” antes de 2035, aprobado por el Consejo de Estado a principios de 2025. El documento estratégico identifica la IA como uno de los pilares clave para transformar la enseñanza tradicional en un modelo más flexible, autónomo y orientado a la innovación.
Otra de las líneas de actuación previstas es la formación intensiva del profesorado en herramientas basadas en IA. Los docentes serán capacitados para utilizar estas tecnologías en la planificación de clases, el diseño de experiencias de aprendizaje personalizadas y la evaluación formativa. Según el Ministerio de Educación, el objetivo es que los maestros sean capaces de “crear entornos educativos más desafiantes, creativos y eficaces”.
El nuevo marco educativo también tiene una fuerte dimensión ética. Las autoridades chinas subrayan que el desarrollo de competencias digitales irá acompañado de una reflexión sobre el impacto social y cultural de la inteligencia artificial. De hecho, se contempla la inclusión de debates sobre la privacidad, la automatización del trabajo o los límites de la inteligencia computacional en el currículo de secundaria.
Con más de 200 millones de estudiantes y un ecosistema digital en constante expansión, China se perfila como uno de los países que marcará el rumbo de la educación en la era de la inteligencia artificial. La comunidad educativa internacional observa con atención esta ambiciosa apuesta, que podría convertirse en modelo —o en advertencia— para otros sistemas escolares que buscan adaptarse a los desafíos del siglo XXI.