En un hito sin precedentes para la regulación tecnológica, diversos países han firmado el primer tratado internacional jurídicamente vinculante sobre Inteligencia Artificial (IA). Este acuerdo, denominado Convención Marco sobre Inteligencia Artificial, fue elaborado por el Consejo de Europa (COE), una organización internacional dedicada a la defensa de los derechos humanos.
Países firmantes y objetivos del tratado
Entre los signatarios se encuentran potencias tecnológicas como Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea, además de naciones como Andorra, Georgia, Islandia, Noruega, Moldavia, San Marino e Israel. El tratado tiene como objetivo principal garantizar que el uso de sistemas de IA se alinee con los principios de derechos humanos, democracia y estado de derecho.
La Convención Marco establece una serie de principios que los países firmantes deben seguir, incluyendo:
- Protección de datos personales contra el mal uso y la discriminación
- Garantía de privacidad
- Salvaguarda de la democracia y el estado de derecho
Alcance y aplicación
El acuerdo abarca todo el «ciclo de vida de los sistemas de IA» y busca llenar los vacíos legales existentes, así como gestionar los riesgos que los rápidos avances tecnológicos puedan suponer para los derechos humanos y la democracia. Al mismo tiempo, el tratado se propone promover el progreso en el campo de la IA.
Tres meses después de la firma, los gobiernos deberán introducir salvaguardias y «adoptar o mantener medidas legislativas, administrativas o de otro tipo» que reflejen el marco establecido en la Convención.
Desafíos y ausencias notables
Aunque la firma de este tratado representa «un paso importante para garantizar que las nuevas tecnologías puedan aprovecharse sin erosionar los derechos humanos, la democracia y el estado de derecho», es notable la ausencia de algunas potencias en el campo de la IA. Países de Asia, Oriente Medio y Rusia, que albergan importantes desarrollos en inteligencia artificial, no han firmado el acuerdo.
Esta situación plantea interrogantes sobre la eficacia global del tratado y subraya la necesidad de continuar los esfuerzos diplomáticos para lograr una regulación verdaderamente mundial de la IA.
La implementación y el impacto real de esta Convención Marco serán seguidos de cerca por expertos y legisladores en los próximos meses, mientras el mundo se adentra en una nueva era de gobernanza tecnológica internacional.