Sam Altman alerta: los controles de exportación no frenarán el auge de la inteligencia artificial en China

El debate sobre la carrera global por la inteligencia artificial (IA) vive un nuevo capítulo. Sam Altman, consejero delegado de OpenAI, ha lanzado una advertencia clara: las restricciones comerciales impuestas por Estados Unidos no bastarán para frenar las ambiciones tecnológicas de China.

En una entrevista recogida por CNBC, el directivo aseguró que Washington podría estar subestimando el potencial de Pekín en este terreno. Sus declaraciones llegan en un momento de gran tensión geopolítica y tecnológica, donde la IA se ha convertido en un factor estratégico al nivel de las armas nucleares o la supremacía espacial durante la Guerra Fría.


“Mi instinto es que no funciona”

Altman fue contundente:

“Mi instinto es que eso no funciona. Puedes controlar la exportación de una cosa, pero quizá no sea la correcta. La gente puede construir fábricas o encontrar atajos”.

Con estas palabras, el CEO de OpenAI cuestiona la eficacia de las medidas que la administración estadounidense lleva aplicando desde 2022, cuando prohibió la venta a China de chips avanzados de Nvidia y AMD, como las GPU H100, H20 o MI308.

El objetivo de Washington era claro: limitar la capacidad de entrenamiento de modelos de IA a gran escala en China, manteniendo la ventaja competitiva de Silicon Valley. Sin embargo, los hechos parecen apuntar a lo contrario.


DeepSeek, el contraejemplo chino

En los últimos meses, el gigante asiático sorprendió al mundo con el lanzamiento de DeepSeek, un modelo de lenguaje de gran escala (LLM) desarrollado sin acceso a chips de última generación como los de Nvidia. Aunque no iguala en rendimiento a sistemas como GPT-4 o Claude Sonnet, ha demostrado una capacidad notable en razonamiento lógico y generación de código.

El caso de DeepSeek es el mejor ejemplo de lo que Altman advierte: China encuentra caminos alternativos, ya sea optimizando algoritmos, utilizando más chips de gama media en paralelo o explorando arquitecturas distintas a las occidentales.

La historia tecnológica ya ofrece precedentes. En los años 90, pese a las sanciones, China logró avances militares en misiles y satélites. Hoy, la apuesta está centrada en la IA, con el añadido de que dispone de un elemento crucial: escala. Con más de 1.400 millones de habitantes, datos en cantidades masivas y un ecosistema industrial dispuesto a asumir grandes costes, Pekín puede permitirse estrategias que Occidente difícilmente replicaría.


Jensen Huang, en la misma línea

Sam Altman no está solo en esta reflexión. Jensen Huang, CEO de Nvidia, ha repetido en numerosas ocasiones que la política de controles de exportación de EE. UU. es un error estratégico.

Desde su punto de vista, impedir que China acceda a chips como los H20 no solo no frena su desarrollo, sino que debilita el liderazgo económico y tecnológico estadounidense. Al mismo tiempo, acelera la búsqueda de alternativas propias en China, impulsando un ecosistema local de fabricantes de chips y herramientas de software.

Además, el mercado negro ha demostrado ser una vía efectiva. Según estimaciones citadas por medios estadounidenses, más de 1.000 millones de dólares en GPU prohibidas entraron en China el último trimestre, con contrabandistas llegando a ofrecer incluso acceso anticipado a modelos como el B300, antes de su lanzamiento oficial.


El músculo energético chino frente a las limitaciones estadounidenses

Otro punto clave que subrayan los analistas es la energía.

El entrenamiento de modelos de IA consume cantidades colosales de electricidad. En Estados Unidos, la red eléctrica comienza a mostrar signos de estrés ante la demanda de los centros de datos, especialmente en estados como Texas o Virginia.

En cambio, China cuenta con una capacidad de generación energética masiva y en expansión, que combina carbón, renovables, hidroeléctrica y, cada vez más, energía nuclear. Esto significa que, aunque sus chips no sean tan eficientes como los de Nvidia, puede compensarlo con pura fuerza bruta: más chips, más electricidad y más datos.


La carrera por la soberanía tecnológica

Altman advirtió que reducir el debate a “¿Quién va por delante, EE. UU. o China?” es simplificar demasiado el panorama. Según él, existen múltiples capas: la capacidad de inferencia, la investigación académica, los productos comerciales y la infraestructura de datos.

En todas ellas, China avanza. La política de Pekín está orientada a lograr una autosuficiencia tecnológica completa para 2030. Desde los chips de Huawei hasta las herramientas de diseño EDA de empresas como Empyrean Technology, pasando por su impulso a los llamados centros de computación inteligente, el país no oculta su ambición de reducir la dependencia de Occidente.

Mientras tanto, Estados Unidos y Europa temen un escenario donde la inteligencia artificial soberana china marque las reglas del juego en ámbitos tan sensibles como la defensa, las telecomunicaciones o la ciberseguridad.


Export controls: ¿arma de doble filo?

El consenso entre expertos empieza a consolidarse: los controles de exportación, lejos de frenar a China, podrían acelerar su independencia tecnológica.

La prohibición de acceso a chips avanzados fuerza a las empresas chinas a innovar localmente. Aunque sus primeras versiones sean inferiores, cada iteración mejora. Y, como ocurrió en sectores como la energía solar o las telecomunicaciones 5G, China puede usar su ventaja de escala para abaratar costes y desplazar a competidores en el mercado global.

Europa, mientras tanto, observa con cierta pasividad. A pesar de iniciativas como la European Chips Act, destinada a impulsar la producción de semiconductores en el continente, su ritmo es mucho más lento que el de China y Estados Unidos. En la práctica, corre el riesgo de convertirse en un consumidor dependiente en una guerra tecnológica que definirá las próximas décadas.


Un paralelismo histórico: la Guerra Fría tecnológica

Lo que hoy ocurre con la IA recuerda inevitablemente a la Guerra Fría. Entonces, la carrera espacial simbolizaba el pulso entre EE. UU. y la URSS. Hoy, es la carrera por la inteligencia artificial la que define el equilibrio de poder global.

Si Washington insiste en bloquear el acceso de Pekín a tecnologías críticas, corre el riesgo de replicar los mismos errores del pasado: subestimar la capacidad de su rival para reinventarse.

Sam Altman lo resume con claridad:

“No creo que sea tan simple como preguntarse quién va por delante. Hay muchas capas, y China puede avanzar más rápido en algunas de ellas”.


FAQ

1. ¿Qué opina Sam Altman sobre los controles de exportación a China?
Cree que no son eficaces para frenar el avance de Pekín en inteligencia artificial y que China encontrará vías alternativas, como la construcción de fábricas o el uso de mercados paralelos.

2. ¿Qué ejemplos existen de que China avanza pese a las restricciones?
El desarrollo de modelos como DeepSeek, fabricado sin chips avanzados de Nvidia, demuestra que el país puede progresar incluso con limitaciones tecnológicas.

3. ¿Qué papel juega la energía en esta carrera?
China dispone de un enorme músculo energético, lo que le permite entrenar modelos a gran escala incluso con hardware menos eficiente, mientras que EE. UU. enfrenta tensiones en su red eléctrica.

4. ¿Qué dice Nvidia sobre las restricciones?
Su CEO, Jensen Huang, asegura que esta política perjudica más a Estados Unidos que a China y acelera la búsqueda de alternativas locales por parte del gigante asiático.

5. ¿Cómo afecta esto a Europa?
Europa avanza lentamente en la producción de chips y corre el riesgo de quedarse rezagada en la batalla por la IA, dependiendo tanto de EE. UU. como de Asia para tecnologías críticas.

6. ¿Podrían los controles generar el efecto contrario al deseado?
Sí. En lugar de frenar a China, podrían servir de catalizador para que acelere su autosuficiencia tecnológica y desarrolle un ecosistema competitivo propio.

7. ¿Qué horizonte temporal maneja China para su independencia tecnológica en IA?
El gobierno chino apunta a 2030 como fecha clave para lograr la autosuficiencia en semiconductores y consolidarse como líder mundial en inteligencia artificial.


vía: tomshardware y cnbc

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