Disney ha demostrado ser un pionero en la implementación de la inteligencia artificial durante más de dos décadas, pero no de la manera ostentosa que muchos podrían imaginar en la actualidad. La compañía ha integrado esta tecnología con el fin de mejorar experiencias y optimizar procesos, asegurándose de mantener siempre el foco en el disfrute humano.
Desde la concepción de Disneyland, Walt Disney estableció un principio fundamental: crear experiencias memorables para personas de todas las edades. Cada detalle del parque, desde la disposición de los basureros hasta el diseño de la ambientación sonora, fue pensado para proporcionar una experiencia mágica e inmersiva. En lugar de recurrir a sistemas tradicionales, Walt apostó por la narrativa, lo que llevó a la incorporación de los Imagineers, quienes desarrollaron atracciones que capturan la atención de los visitantes, más allá de las típicas montañas rusas.
A pesar de que detrás de cada figura animatrónica se encuentran sistemas complejos, la esencia de Disney siempre ha sido proyectar una sensación de magia pura. Durante 22 años, la inteligencia artificial se ha utilizado en múltiples aspectos dentro de la compañía, desde el control del agua y la gestión de multitudes, hasta la coordinación de la música y la seguridad del parque. Este engranaje funcional opera con tal precisión que permite que los visitantes vivan la magia sin interrupciones.
Disney ha comprendido que, a pesar de contar con tecnología avanzada, lo que realmente permanece en la memoria de las personas son las experiencias vividas. No es sorprendente que, mientras la inteligencia artificial ha evolucionado dentro de la compañía, el contacto humano, que proporciona calidez y conexión, se haya mantenido siempre presente. El legado de Disney no se limita únicamente a sus icónicos personajes, como Mickey, sino que se extiende a las historias que los visitantes experimentan y los recuerdos entrañables que se llevan consigo, los cuales perduran a través del tiempo.
