DeepSeek busca independizarse de NVIDIA con tecnología china y el uso de PTX

En un contexto marcado por las tensiones tecnológicas entre Estados Unidos y China, la empresa de inteligencia artificial (IA) DeepSeek está dando pasos firmes para reducir su dependencia de las GPUs de NVIDIA, el gigante estadounidense que domina el mercado de hardware para IA. La solución: utilizar el lenguaje de programación PTX, desarrollado por NVIDIA, pero combinándolo con procesadores chinos, como los Ascend 910C de Huawei, para entrenar y optimizar sus modelos de IA.

El ascenso de la IA china

La irrupción de ChatGPT en 2022 marcó un antes y un después en el mundo de la inteligencia artificial, popularizando las IA generativas de texto y estableciendo un estándar que empresas de todo el mundo han intentado alcanzar. Sin embargo, China no ha tardado en posicionarse como un competidor serio en esta carrera tecnológica. DeepSeek, con su modelo DeepSeek R1, ha demostrado que es posible desarrollar IA avanzada con menos recursos y en un tiempo récord, desafiando el liderazgo de empresas como OpenAI y Microsoft.

Pero el camino no ha sido fácil. Estados Unidos ha impuesto restricciones estrictas para limitar el acceso de China a chips avanzados y maquinaria para fabricarlos, lo que ha obligado al país asiático a buscar alternativas locales. A pesar de estas barreras, China ha logrado obtener miles de GPUs NVIDIA a través de intermediarios, una estrategia que le ha permitido seguir avanzando en el desarrollo de IA.

PTX: la clave para la independencia

Uno de los planes más ambiciosos de DeepSeek es utilizar el lenguaje PTX (Parallel Thread Execution) en lugar de CUDA, el estándar exclusivo de NVIDIA, para entrenar sus modelos de IA. Aunque PTX también fue desarrollado por NVIDIA, su uso no está limitado a las GPUs de la compañía, lo que abre la puerta a la utilización de hardware alternativo, como las GPUs chinas.

Según DeepSeek, el uso de PTX permite un mayor control sobre las funciones básicas de los chips, lo que podría compensar la falta de potencia de las GPUs locales frente a las de NVIDIA. Aunque PTX es un lenguaje complejo y poco extendido, su implementación podría ser la clave para que China reduzca su dependencia de la tecnología estadounidense y fortalezca su propia industria de IA.

Huawei Ascend 910C: una alternativa competitiva

En este esfuerzo por lograr la autonomía tecnológica, Huawei ha desempeñado un papel crucial. Su procesador Ascend 910C, fabricado por la empresa china SMIC, ha demostrado ser una alternativa viable para tareas de inferencia de IA. Según investigaciones de DeepSeek, este chip alcanza el 60% del rendimiento de la NVIDIA H100 en estas tareas, un logro significativo considerando las restricciones tecnológicas a las que se enfrenta China.

El Ascend 910C utiliza tecnología de 7 nm, similar a la que empleaba TSMC en 2019, y está diseñado con una arquitectura de chiplets que permite optimizar su eficiencia. Sin embargo, los expertos advierten que, mientras el chip es adecuado para inferencia, sigue siendo inferior a las GPUs de NVIDIA en tareas de entrenamiento intensivo, un área en la que la integración hardware-software de la empresa estadounidense sigue siendo insuperable.

El futuro de la IA en China

A pesar de los desafíos, el avance de empresas como DeepSeek y Huawei sugiere que China está cerrando la brecha tecnológica con Estados Unidos. La optimización de hardware y software, junto con la adopción de arquitecturas como Transformers, podría reducir aún más la dependencia de las soluciones de NVIDIA en el futuro.

No obstante, el camino hacia la autonomía tecnológica sigue siendo complejo. La estabilidad en tareas de entrenamiento a largo plazo y la mejora de la infraestructura de computación son dos retos críticos que China debe superar para competir a escala global.

Mientras tanto, DeepSeek sigue avanzando, demostrando que, incluso bajo restricciones, es posible innovar y liderar en el campo de la inteligencia artificial. Su apuesta por PTX y las GPUs chinas podría ser el comienzo de una nueva era en la que la competencia tecnológica entre China y Occidente se intensifique aún más.

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