Startup Suiza FinalSpark revoluciona la IA con «Biocomputadoras» de células cerebrales humanas

La startup suiza FinalSpark ha lanzado un innovador servicio que permite a los científicos alquilar acceso en la nube a «biocomputadoras» construidas con células cerebrales humanas. Esta propuesta disruptiva podría marcar un hito en la industria de la inteligencia artificial (IA), al ofrecer un método de computación que, según la empresa, es hasta 100,000 veces más eficiente en términos de energía en comparación con las tecnologías actuales basadas en silicio.

Una nueva era para la computación

El sistema desarrollado por FinalSpark utiliza organoides, es decir, grupos de células cerebrales humanas cultivadas en laboratorio, que pueden «vivir» y realizar cálculos durante un período de hasta 100 días. Estos organoides se alimentan de dopamina para refuerzos positivos y señales eléctricas para refuerzos negativos, simulando los procesos neuronales naturales del cerebro humano.

El acceso a estas biocomputadoras se ofrece a los científicos por $500 al mes, un precio que refleja el potencial revolucionario del sistema. La compañía sostiene que el uso de estas biocomputadoras podría reducir significativamente el consumo de energía asociado con el entrenamiento de modelos de IA, que en la actualidad requiere un alto rendimiento de CPUs y GPUs.

Transparencia y acceso en tiempo real

Uno de los aspectos distintivos del servicio de FinalSpark es la transmisión en vivo de los organoides y su comportamiento. Esta transmisión continua está disponible para los usuarios, proporcionando un acceso en tiempo real a las operaciones de las biocomputadoras. Esta característica no solo permite una supervisión constante, sino que también abre la puerta a una mayor transparencia en la investigación y el desarrollo.

Desafíos y preocupaciones éticas

A pesar de su potencial innovador, el uso de células cerebrales humanas para la computación plantea una serie de cuestiones éticas y científicas sin precedentes. Uno de los principales desafíos es la posibilidad de que estas células desarrollen algún tipo de conciencia, una preocupación que, aunque todavía especulativa, forma parte del debate ético en torno a la biocomputación.

La comunidad científica y ética estará atenta a los desarrollos en este campo emergente. La propuesta de FinalSpark no solo representa un avance tecnológico, sino que también invita a una reflexión más profunda sobre los límites de la biotecnología y la inteligencia artificial.

Mirando hacia el futuro

FinalSpark está en la vanguardia de un campo que podría transformar radicalmente la forma en que se desarrolla la IA. A medida que la tecnología evoluciona, será esencial equilibrar la innovación con consideraciones éticas para garantizar que los avances en biocomputación se utilicen de manera responsable y beneficiosa para la humanidad.

Fuente: Live Science

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