La Unión Europea ha puesto en marcha la nueva legislación sobre inteligencia artificial (IA), conocida como la Ley de IA, que busca regular el desarrollo, uso y aplicaciones de la IA en la región para garantizar que los sistemas de inteligencia artificial que se desarrollen o utilicen en la UE sean seguros y de confianza. Esta legislación, anunciada en marzo y aprobada por la Comisión Europea en mayo, ya está oficialmente en vigor.
La ley sigue un enfoque basado en el riesgo, lo que significa que las IA consideradas de «alto riesgo» (como las infraestructuras críticas y los sistemas de identificación biométrica) estarán sujetas a regulaciones estrictas, mientras que las IA de «riesgo mínimo» (como los chatbots) enfrentarán menos restricciones.
Entre las disposiciones más destacadas de la nueva ley, se prohíben los sistemas de IA que utilicen datos biométricos (como raza y orientación sexual) para prever delitos y aquellos que puedan ser utilizados para la manipulación cognitiva y el scoring social.
La UE está dando a las empresas tecnológicas un plazo de entre 3 y 6 meses para cumplir con las nuevas normativas, o de lo contrario enfrentarán posibles multas que van desde 8,1 millones de dólares (o el 1% de su facturación anual global) hasta 38 millones de dólares (o el 7% de su facturación anual global).
Aunque esta nueva legislación está diseñada para proteger a la UE y a sus ciudadanos, tendrá un impacto significativo en las empresas tecnológicas globales, particularmente en Estados Unidos, ya que la mayoría de los sistemas avanzados de IA provienen de empresas estadounidenses como Apple, OpenAI, Google y Meta. Estas últimas ya han retrasado el lanzamiento de sus sistemas de IA en la UE debido a la «naturaleza impredecible del entorno regulatorio europeo».
La implementación de la Ley de IA plantea un debate sobre su impacto en la economía de la UE:
👇 Perjudicial: Podría impedir que las grandes empresas tecnológicas lancen sistemas de IA, frenando el crecimiento y la innovación.
👆 Beneficioso: Fomentará el uso de IA segura, impulsando la innovación y el crecimiento.
Esta nueva regulación representa un paso significativo en la supervisión y control de la inteligencia artificial, estableciendo un precedente global en la forma en que se manejan las tecnologías emergentes.