La inteligencia artificial podría cubrir el 20% de la carencia de sanitarios

El déficit de médicos y sanitarios es un problema acuciante en cualquier institución médica a nivel mundial. España, con una de las mayores densidades de facultades de medicina, enfrenta un déficit de 5.000 médicos, según la Organización Médica Colegial (OMC). Paralelamente, el Consejo General de Enfermería (CGE) estima que faltan casi 100.000 enfermeras para igualar la media europea. En Estados Unidos, la necesidad proyectada para 2026 en el sector sanitario es de 11,6 millones de personas. Ante estos desafíos, los «humanos digitales» impulsados por inteligencia artificial (IA) emergen como una solución potencial.

Estos humanos digitales, que utilizan tecnología de IA conversacional, no tienen como objetivo reemplazar a los médicos y sanitarios, sino facilitar la vida diaria de los ciudadanos en relación con su salud. Así lo afirma María Pardo de Santayana, directora comercial, marketing y comunicación de Wehumans, la primera compañía española especializada en el desarrollo de humanos digitales entrenados con IA. Según ella, los humanos digitales pueden manejar una variedad de procesos administrativos e informativos, lo que permite a los profesionales de la salud centrarse más en el aspecto humano de la atención sanitaria.

En el futuro de la sanidad, se vislumbra una tendencia hacia los «Smart Hospitals», donde parte de la atención se delegará a la IA. Este cambio permitiría al personal asistencial concentrarse en trabajos cualitativos, garantizando una mayor personalización en el trato con el paciente. Asimismo, la tecnología podría acercar el hospital al hogar del paciente, apoyándole en todas las etapas del proceso, desde la prevención hasta el seguimiento del tratamiento.

La IA tiene el potencial de ofrecer soluciones para la escalabilidad, la comodidad y la reducción de costes de los tratamientos médicos, así como para la automatización de procesos. Los humanos digitales pueden interactuar dinámica y en tiempo real con los pacientes, haciéndolos sentir escuchados, vistos y valorados. Además, pueden actuar como intermediarios en cuestiones que pueden resultar incómodas para los pacientes, como adicciones, detección de malos hábitos en menores, educación sexual, entre otros.

Pardo de Santayana concluye: «La IA aplicada a la Sanidad resuelve un montón de problemas: algoritmos de ayuda al diagnóstico, automatización de tareas, escalabilidad, disponibilidad 24/7, rebaja del coste de los tratamientos… pero solo los humanos digitales son capaces de ofrecer estas ventajas manteniendo la tan necesaria humanidad en la atención médica y sanitaria. Máquinas, robots y chatbots pueden llegar a ser todopoderosos e infalibles, pero nunca podrán aportar la calidez, la empatía y el tan necesario “factor humano” al trato y acompañamiento de los pacientes. Los humanos digitales sí”.

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