La inteligencia artificial no se puede entender sin tener en cuenta a Alan Turing. Turing, nacido en Londres en 1912 y fallecido en junio del 54, con tan solo 42 años de edad, está considerado uno de los padres de la ciencia de la computación y precursor de la informática tal y como la conocemos. Alan Turing proporcionó en su corta vida una influyente formalización de los conceptos de computación y algoritmo, gracias a la denominada “máquina de Turing”: un mecanismo meramente teórico, que modelaba cualquier operación computacional. Además, formuló su propia versión hoy ampliamente aceptada: tesis de Church-Turing, en el año 1936, a la edad de 24 años.
Fue un matemático genial que realizó cientos de aportaciones a la comunidad científica antes de presuntamente suicidarse, justo antes de cumplir los 42 años de edad. Durante su vida, trabajó para la inteligencia británica, donde consiguió descifrar el código secreto que utilizaban los alemanes en la Segunda Guerra Mundial para encriptar sus comunicaciones: la famosa máquina Enigma. Muchos opinan que las aportaciones de Turing fueron cruciales para el desempeño de la Segunda Guerra Mundial a favor de los aliados.
Pero lo que más nos interesa en esta ocasión es la clarividencia de Turing y su relación con la inteligencia artificial que no se limita a su famoso test, sino que pudo anticipar desarrollos futuros y pudo intuir la importancia que tendría el aprendizaje automático (deep learning) en el desarrollo posterior de la IA.
Turing aseguraba que en lugar de tratar de emular el cerebro de un adulto con una máquina, sería mucho más factible tratar de emular la mente de un niño y tratar de hacer que la máquina pudiera “aprender”, de tal forma que alcanzara un proceso cognitivo que le permitiera alcanzar el conocimiento y funcionamiento de una mente adulta.
Turing fue un auténtico adelantado a su época. Fue la primera persona en desarrollar un programa para poder jugar al ajedrez en la década de los 40, del cual buena parte de la base aún se utiliza para desarrollar avanzados programas de ajedrez.
En la década de los 50, Turing lanza un artículo publicado en la prestigiosa revista Mind, en el cual afirma que las computadoras podrían llegar a tener comportamientos inteligentes, mostrando a la comunidad científica su conocido test de Turing, mediante el cual (a modo de lo que posteriormente veríamos en películas como Blade Runner), se podría determinar si un ordenador era inteligente. A día de hoy el test de Turing se ha desestimado por ser demasiado superficial, pero puso las bases para desarrollar versiones más avanzadas del mismo.